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Texas Roadhouse Zimt-Honig-Butter

Batir la mantequilla

Comienza colocando las dos barras de mantequilla sin sal en un bol grande. Asegúrate de que la mantequilla esté a temperatura ambiente; esto permite que se bata hasta quedar liviana y esponjosa. Usa una batidora eléctrica a velocidad media para batir la mantequilla hasta que alcance una consistencia cremosa. Este paso es crucial para lograr la textura suave que hace que esta pasta sea tan irresistible.

Agrega el azúcar en polvo

Agrega gradualmente 1 taza de azúcar en polvo a la mantequilla batida. Agrega el azúcar lentamente para evitar crear una nube de azúcar. Mezcla a velocidad baja hasta que el azúcar se incorpore por completo. El azúcar en polvo no solo endulza la mantequilla, sino que también ayuda a estabilizar la mezcla, lo que le da un acabado lujoso y suave.
Incorpora la miel y la canela

Una vez que la mantequilla y el azúcar estén bien mezclados, es hora de agregar los componentes clave del sabor: la miel y la canela. Vierte 1 taza de miel y 2 cucharaditas de canela molida. Continúa mezclando a velocidad media hasta que todo esté completamente combinado. La miel agrega una rica dulzura, mientras que la canela proporciona una especia cálida y aromática que eleva la mantequilla a otro nivel.
Batido final y almacenamiento

Para asegurarte de que todos los ingredientes estén perfectamente mezclados, raspa los lados del tazón con una espátula y da a la mezcla un último batido. Este último paso garantiza que tu mantequilla de miel y canela sea liviana, aireada y perfectamente suave. Transfiere la mantequilla terminada a un recipiente de almacenamiento. Puedes refrigerarla para que dure más tiempo o dejarla a temperatura ambiente para que sea más fácil de untar.

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